Córdoba

Nuevo informe alerta que “la crisis aprieta en las casas y en las calles”

Mientras el Gobierno nacional de Javier Milei celebra la desaceleración inflacionaria y la caída en los índices formales de pobreza, el documento muestra que la vida diaria de la mayoría de los hogares sigue marcada por el ajuste, el recorte del consumo y una dependencia cada vez más fuerte del crédito y del endeudamiento como forma de supervivencia.

En el programa Fuerte y Claro de SRT Media, Gonzalo Assusa y Julián Castro explicaron que el estudio toma los datos del informe del INDEC, presentado el 11 de noviembre, que aborda las “microeconomías” familiares.

Aunque desde el Instituto Pensar Igualdad plantean un enfoque distinto: las estadísticas oficiales no reflejan el deterioro real que vive la población.

Los números del relevamiento, a partir del INDEC, son contundentes:

  • 17% de los hogares redujo porciones de comida para adultos.
  • 11% achicó las raciones de niños y niñas.

Entre trabajadores informales, estos valores trepan al 42% y 32%, respectivamente.

En paralelo, crece el uso de frases que vuelven como un eco de otras crisis argentinas:

“No tengo hambre”, dicen madres y padres para que sus hijos coman un poco más.

La investigación también pone el foco en cómo se distribuyó el ajuste fiscal. Según datos citados, 26% del recorte nacional salió de los bolsillos de jubiladas y jubilados, cuyas prestaciones perdieron entre 14% y 16% de poder adquisitivo solo en 2024.

Además de que las universidades públicas nacionales perdieron 24% de su presupuesto y los subsidios a energía y transporte cayeron 33%.

En paralelo, el PAMI redujo coberturas y miles de personas mayores ahora deben pagar medicamentos que antes recibían gratuitamente.

En síntesis, el ajuste de la “motosierra” de Milei impactó con más fuerza en los sectores populares y de clase media baja, justamente aquellos que más dependen de recursos públicos para sostener su vida diaria.

El día a día y sobrevivir respirando en cuotas

El informe muestra el avance de una dinámica que ya es conocida por millones de familias:
el crédito dejó de ser una herramienta para crecer y pasó a ser una estrategia para llegar a fin de mes: casi la mitad de los hogares compra en cuotas o al fiado.

En la clase media asalariada, el número escala: 7 de cada 10 hogares usa crédito para consumo básico.

El uso de la tarjeta creció especialmente en compras de supermercado.

Para muchas familias, la tarjeta funciona como un “salario diferido” que llega antes del sueldo real.

A su vez, 13% de los hogares pidió préstamos bancarios en 2025, y 15% recurrió a familiares o amigos para cubrir gastos. Las cifras muestran un endeudamiento que se duplica o triplica en los sectores más vulnerables.

Informe de Pensar Igualdad

Otro de los datos más dramáticos es que 4 de cada 10 hogares gastó sus ahorros para pagar gastos corrientes en 2024.

En muchas clases sociales, incluso en sectores medios, la cifra supera el 40%.

Por ende, el “colchón” de la clase media prácticamente desapareció, y en las franjas más bajas nunca llegó a existir.

Además, un 9% de las familias tuvo que vender pertenencias para afrontar gastos básicos. En hogares con jefatura femenina los porcentajes son incluso más altos.

El informe

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