Córdoba

Trump, el garrote y la zanahoria

Así se llamaba la estrategia usada por Teodoro Franklin, presidente de los Estados Unidos a finales del siglo XIX. La política exterior del Imperio, sobre todo en lo que ellos consideraban su “patio trasero”, era seducir con la zanahoria, pero si la seducción no funcionaba, apelar al garrote.

Ahora, Donald Trump adopta la mista estrategia, y juega fuerte en todos lados, en este caso en Honduras, donde habrá elecciones este domingo. Los candidatos con mayores posibilidades son Rixi Moncada, del oficialista partido LIBRE, de izquierda, el partido de la actual presidenta Xiomara Castro y esposa del ex presidente Manuel Zelaya. Con ella compitan Nasry Asfura, de extrema derecha, por el conservador Partido Nacional, del ex presidente Juan Orlando Hernández, hoy preso en Estados Unidos por narcotráfico. Y el tercero en discordia es Salvador Nasralla, del neoliberal Partido Liberal.

A cuatro días de las elecciones el mandamás del Imperio, cual patrón de estancia, dijo: “El único verdadero amigo de la libertad en Honduras es Tito Asfura. Tito y yo podemos trabajar juntos para combatir a los narcocomunistas y brindar la ayuda necesaria al pueblo hondureño. No puedo trabajar con Moncada y los comunistas, y Nasralla no ⁠es un aliado confiable para la libertad, y no se puede confiar en él”. Recordemos que hace poco más de un mes, Trump tuvo una actitud igualmente grotesca y contraria a todas las normas de la política internacional, al exigir que el pueblo argentino votara por los candidatos de su amigo Javier Milei.

Todo está muy parejo, con los tres candidatos en torno al 20 por ciento de intención de voto, según las encuestas, y con alrededor de un 30 por ciento de indecisos. De todos modos, un dato importante es que el voto en Honduras no es obligatorio, por lo que también será determinante la cantidad de afluencia a las urnas.

La decisión de Trump de entrometerse en los asuntos internos de Honduras se debe al valor geopolítico que le da a estas elecciones, ya que este país es el más cercano a El Salvador, donde gobierna en forma autoritaria y antidemocrática un aliado estratégico de Estados Unidos: Nayib Bukele. Con mano dura, Bukele gobierna sin garantías ciudadanas, con estado de excepción desde hace dos años y montando un show mediático en el que se ve a supuestos pandilleros humillados en cárceles estatales. Pero hay miles de presos e incluso de muertos por la represión ilegal que, según organismos internacionales de Derechos Humanos, son inocentes.

Por todo eso, el domingo Honduras marcará un hito importante, tanto si gana Moncada y continúa el rumbo progresista de Xiomara, como si este país experimenta un giro a la derecha neoliberal con Nasralla o a la derecha fascista con Asfura.

Eso sí, gane quien gane, arrancará como un gobierno débil, porque no tendrá mucho más del 20 o 25 por ciento ni tampoco gran margen respecto a los otros candidatos. Y probablemente no tenga mayorías propias en el Congreso Unicameral.

Por teléfono con Xi Jinping

Además, esta semana Trump habló por teléfono con su par chino, Xi Jinping, y luego de los elogios confirmó que viajará a Beijing en abril próximo. Lejos quedó la guerra comercial y la tensión militar en torno a Taiwán, que se había trasladado a Japón.

En los últimos días, la flamante primera ministra japonesa de extrema derecha Sanae Takaichi, había amenazado con ir a la guerra contra China para defender a Taiwán, una provincia china rebelde, cuya supuesta independencia ni siquiera es reconocida por el propio Japón ni por los Estados Unidos.

De este tema hablaron Xi Jinping y Donald Trump. El chino le dijo, textualmente: “China y Estados Unidos lucharon juntos contra el fascismo en la Segunda Guerra Mundial y hoy deben defender juntos aquellos logros de la victoria”. Y en otro tramo de la conversación le explicó la importancia que reviste para China recuperar Taiwán, parte importante del orden internacional de posguerra.

Ante los periodistas que lo consultaron, Trump dijo que habían tenido “un diálogo excelente” y que “la relación bilateral es extremadamente sólida”. Con esto, no solo acerca posiciones con el gigante asiático, sino que deja muy mal parado a su aliado Japón.

Que Rusia no se quede con toda la costa del Mar Negro

En cuanto a su ansiado acuerdo de paz para la Guerra de Ucrania (había dicho que cuando asumiera como presidente, terminaba esa guerra en dos días), Trump dijo que sólo se reunirá con Zelensky y Vladimir Putin cuando todo esté cerrado. También anunció que enviará nuevamente a Moscú a su hombre designado para esa negociación, Steve Witkoff, y a su propio yerno, Jared Kushner.

Consultado por los periodistas sobre qué concesiones haría Rusia en un acuerdo de paz, dijo textualmente: “La gran concesión de Rusia sería dejar de luchar y no tomar más territorio”. Esa frase es lapidaria para Ucrania, porque desde un punto de vista pragmático, lo que está diciendo son dos cosas: primero, que los territorios en poder de Rusia no volverán a Ucrania, esto es todo el Donbás y la península de Crimea; y segundo, que si la guerra continúa, Rusia puede seguir ganando territorio, principalmente la zona del puerto de Odessa, lo que haría que Ucrania perdiera su salida al Mar Negro y que Rusia lograra un corredor territorial de continuidad con Transnistria, un territorio poblado por rusos, que en teoría depende de Moldavia, pero que en la práctica funciona como un país independiente.

Sincericidio sobre la eventual invasión de Venezuela

Por último, luego de sugerir en los últimos días que podría dialogar con Nicolás Maduro, ahora lo incluyó en una lista de narcoterroristas como el líder del Cartel de los Soles. Hace unas semanas, había hecho algo parecido con Gustavo Petro, considerando al presidente de Colombia como un terrorista. El problema es que Trump actúa por impulsos, o regateando como si siguiera siendo un empresario negociando con un proveedor. Pero no se da cuenta de que hay lugares de no retorno. Calificar a otro presidente de terrorista o de narcotraficante, le cierra toda posibilidad de diálogo futuro, a riesgo de caer en el descrédito total.

Mientras sigue militarizando el Caribe y también el Pacífico, donde ya en dos meses ordenó la ejecución extrajudicial e ilegal de más de 80 personas, ahora provocó el cierre virtual del espacio aéreo de Venezuela, con muchísimos vuelos desde y hacia Caracas que fueron suspendidos.

Pero la noticia llegó de parte de una de sus espadas en el Congreso, la representante republicana María Elvira Salazar, de origen cubano. Ella dijo al canal Bloomberg Bussiness: “Vamos a entrar a Venezuela, será un día de campo y un festín para las empresas petroleras estadounidenses. Estamos hablando de un billón de dólares, y debemos tener un pedazo de la torta”.

Un elemento más para no creer en nada de lo que dice el Aprendiz, ni cuando alaba, ni menos cuando ataca a alguien. Podrá decir que Petro es un terrorista, que Maduro es un narco, que Estados Unidos quiere llevar la democracia a Venezuela, pero nada de eso es creíble con todo lo que está a la vista.

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