IMPACTO DE LAS MEDIDAS ECONÓMICAS EN EL RUBRO ALIMENTICIO SEGÚN COMERCIANTE LOCAL
La realidad económica argentina sigue generando incertidumbre en el sector alimenticio. Catriel Martínez, comerciante del rubro, conversó sobre el impacto de las recientes medidas gubernamentales en los alimentos y cómo afecta a su negocio. Martínez señala que la pérdida de capacidad adquisitiva de la gente es evidente en las ventas y en los ingresos, además de enfrentar un aumento en los costos de servicios públicos y tasas de interés, lo que complica la financiación en cuotas.
A pesar de que la canasta básica en Argentina se sitúa en 370.000 pesos para no caer en la indigencia, Martínez observa que el proceso inflacionario ha retrocedido en los últimos dos meses, sin aumentos significativos en los precios, salvo en rubros específicos como los lácteos, que han incrementado entre un 15 y 20 por ciento. Este retroceso contrasta con el considerable aumento de precios registrado en diciembre y enero pasados.
En cuanto a la clientela, Martínez indica que los consumidores han optado por segundas marcas y productos de consumo urgente y necesario, dejando de lado aquellos más selectivos o de gozo. La alta inflación registrada en abril, con un 8,8 por ciento, sigue impactando a los ciudadanos, quienes deben encontrar formas de sobrellevar estos incrementos. Sin embargo, Martínez destaca que la reciente desaceleración de la inflación, aunque no necesariamente hace los precios más accesibles, representa un alivio temporal.
Finalmente, Martínez menciona que la estacionalidad de ciertos productos, como los lácteos y algunas verduras, influye en los precios, pero en general, se observa una dispersión significativa de precios en el mercado. La habilidad para comprar y gestionar las ofertas se ha vuelto crucial para los comerciantes, quienes también enfrentan ventas fluctuantes a lo largo del mes, con un notable descenso en las últimas semanas.
El testimonio de Catriel Martínez refleja la complejidad del panorama económico actual y la necesidad de adaptarse constantemente para sobrevivir en un entorno de precios inestables y variaciones en la demanda.